Época: Arte Español Medieval
Inicio: Año 1200
Fin: Año 1350

Antecedente:
Escultura gótica en Castilla
Siguientes:
Temas marianos
Santos

(C) Angela Franco Mata



Comentario

Durante el siglo XIV proliferó la temática pasional, con el Crucificado, el Calvario y la Crucifixión, esta última muy característica del siglo XV. El primero, que durante el siglo XIII evolucionó desde formas románicas para adquirir paulatinamente más vida y sentido de un naturalismo idealista, desarrolló en el siguiente el carácter humano y sufriente de Cristo. Durante el gótico, se le figura preferentemente muerto, aunque ya había comenzado este tipo en ejemplares románicos tardíos. Parece que fue en Bizancio donde primero se generalizó, con fundamentación dogmática. La corona real se sustituye por la de espinas, atributo gótico por excelencia. Dicho cambio va unido a un cambio de sensibilidad. La forma de la corona evoluciona desde el simple cordón en los ejemplares de hacia 1300 hasta el cordón al que se han añadido gruesas espinas entrelazadas entre los cabos. Es el tipo más frecuente en el siglo XIV. La cabeza se inclina hacia el hombro derecho. La anatomía evoluciona desde un esquematismo bizantino y fórmulas abstractas hasta las formas distorsionadas que buscan el efecto patético del conjunto. La caja torácica se dilata mostrando las costillas muy destacadas a través de la piel. El vientre se hunde mucho y se acusan fuertemente las articulaciones de las extremidades. El dramatismo se acrecienta a consecuencia de los coágulos de sangre que manan de las heridas, que a veces se extienden por todo el cuerpo. Es la interpretación plástica de las dolorosas descripciones de santa Brígida y los místicos dominicos alemanes, Eckhart, Tauler y Suso, prefiguradas en el Antiguo Testamento por Isaías. Los brazos pasan paulatinamente de la horizontal hacia una extremada verticalidad, hasta el punto de simular la plasmación corpórea del "Gabelcrucifixus" o cruz en ípsilon alemán en los Crucifijos patéticos. Los dedos se flexionan en torno a los clavos. Las piernas se cruzan la izquierda sobre la derecha y ambos pies son atravesados por un solo clavo. El origen de este sistema se atribuye a los albigenses, que quisieron representar a Cristo con un solo clavo en los pies para mofa y escarnio. Los Crucifijos del siglo XIV resultan mucho más movidos que los anteriores. Hacia 1300 comienza a aparecer un movimiento en profundidad por la proyección de una de las rodillas hacia el espectador y por la depresión del vientre, lo que origina ejemplares más dramáticos que el tipo más clásico con el cuerpo de Cristo expresado en un solo plano. Desaparece el suppedaneum, sobre el que apoyaban los pies, y el perizonium o paño de pureza adopta la forma de un lienzo que cubre desde las caderas hasta las rodillas, utilizándose varios sistemas de sujeción, entre los que es frecuente un artístico nudo sobre la cadera derecha.
De los nueve tipos establecidos por J. Ara para los tres siglos del gótico, seis pertenecen al siglo XIV. Entre ellos destaca el de esbeltas dimensiones, el de anatomía naturalista, el de predominio de líneas curvas de carácter rítmico y, sobre todo, el patético, la interpretación castellana del Crucifijo gótico doloroso. Este último se difunde por las provincias de Valladolid -Huelgas Reales de la capital, Peñafiel, Castronuño, Mayorga de Campos-, Palencia -Amusco, Paredes de Nava, Carrión de los Condes-, Zamora -Benavente, Revellinos, Gáname de Sayago, Castroverde-, Salamanca -Alba de Tormes-, Ávila -Barco de Ávila- y Cáceres -Trujillo, iglesia de Santiago-.

En Andalucía se difunde un tipo de Crucifijo doloroso que, aunque extremadamente contorsionado, conserva formas corpóreas naturalistas. Inspirado en las Cantigas de Alfonso X el Sabio, pueden considerarse prototipos el de Sanlúcar la Mayor y el llamado del Millón que remata el retablo mayor de la catedral de Sevilla, además de otros ejemplares descritos por Hernández Díaz.

El Calvario constituye uno de los conjuntos más universales de la iconografía medieval. Es definido por el arqueólogo romántico francés Viollet-le-Duc como escenas de la Pasión de Cristo, que se esculpen para claustros, cementerios y capillas, con multitud de figurillas. Comienza a veces desde la Oración en el Monte de los Olivos y termina en la Crucifixión; en la parte superior se representaba a Cristo crucificado rodeado de los dos ladrones. Cabrol y Leclerq lo definen según el significado de la palabra, es decir, en relación con el monte de su nombre. Tomando textos patrísticos alusivos a Adán, ponen en relación con aquél su calavera, que en la iconografía medieval se coloca con extraordinaria frecuencia a los pies de la cruz, acompañada a veces de dos tibias. Es frecuente también la representación de Adán saliendo del sepulcro, que pasa del románico al gótico, sobre todo a cruces procesionales.

Dado que el protagonista de la redención es Cristo, María la corredentora y san Juan el único discípulo presente al pie de la cruz, la representación de los tres personajes, tan frecuente en el arte cristiano, podría adoptar en mi opinión la denominación de Calvario sintético. Existen multitud de conjuntos diseminados por los templos, tanto en ciudades grandes como en pequeñas aldeas. Es frecuente su ubicación en el ábside de la iglesia. La Virgen y San Juan, procedentes del monasterio leonés de Gradefes, actualmente en el Museo Arqueológico Nacional, formaron conjunto con el Crucificado que todavía se venera en el coro del cenobio, de calidad sensiblemente inferior. En cuanto al grupo de la Piedad, constituido por la Virgen sentada y Cristo muerto sobre sus rodillas, aunque surge como tema iconográfico hacia 1300 en Alemania, según opinión de E. Pahofsky, en España no prolifera hasta fines del siglo XIV, adquiriendo gran notoriedad durante el siguiente. Los ejemplos más significativos en nuestro país se localizan en Valladolid -Museo Nacional de Escultura-, Villanueva de Duero -procedente de Aniago- y Toledo -catedral-, que responden en estilo a los ejemplares de Austria y Bohemia, datados entre 1380 y 1430.